RECORDANDO
El pasado 21 de octubre hizo un año que murió
mi madre. La tengo siempre en mi mente pero,
aunque lo he pasado muy mal, ya estoy mejor.
Ahora recuerdo momentos muy emotivos que
viví durante su enfermedad, muchos ratos llenos
de todo el amor del mundo.
Esta noche me estoy acordando de cuando le podía
dar la comida con una cuchara, pero costaba trabajo
que comiera. Entonces pensé en cantarle algo a ver
si así era más fácil. ¡ Y me salió bien !
Se me ocurrió decirle una cancioncilla, ella me la
había enseñado, que se cantaba aquí el día de Sta.
Quiteria mientras se mecía a las mozas en el mecedor
que se hacía en campo.
Era así:
Canillas, canillas
blancas, negras y amarillas.
Estando la vieja,
sentadita en su pelleja,
comiendo carbones,
con sus cucharones.
Pasa una,
pasa dos,
pasa el ángel del Señor,
con su caballito blanco,
alumbrando todo el campo.
Campo mayor,
San Salvador,
San Salvador,
llamaremos a Perico,
que nos toque su pitico,
y si no lo toca bien,
que le den,
que le den,
con el rabo,
¡ de la sartén !
Cada verso valía para una mecida y por cada verso mi madre
se comía una cucharada.
se comía una cucharada.
Cuando le daba un yogur, tenía otra canción que decíamos
los niños para ver quien se quedaba en los juegos. Me venía
justica con las cucharadas.
Decía así:
Pin, pin,
zaramacatín,
pollo del pollar,
vino por su sal,
sal de borrego,
vino por su tejo,
tejo de avellana,
vino por su cama,
cama de monte,
alza la mano niña
y trasponte al monte.
Ya he compartido lo que siento esta noche.
Gracias por escucharme,bueno, ¡ más bien por leerme !