OTRA PÉRDIDA:
LA CASICA
Se llamaba "la casica" al espacio que había entre las piernas de un hombre sentado.
El abuelo llamaba al nieto :"Vente a mi casica", y el niño se situaba entre la piernas del abuelo y acomodaba sus bracitos en los muslos del anciano como si fueran los brazos de un sillón.
Esta foto se hizo en la puerta de la que fué mi casa en Tobos.
Ahí están, de derecha a izquierda,el hermano Paulín, el hermano Domingo con su nieto y mi abuelo Agustín.
Aquí se puede apreciar un poco mejor al niño en la casica del abuelo.
Sólo tenían casica los hombres. Entonces era impensable que las mujeres lleváramos pantalones para poder separar las piernas al sentarnos.
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